Click acá para ir directamente al contenido

Martes 7 de abril de 2015

Primeras Operaciones

Dada la inferioridad potencial de la Escuadra peruana, no podía arriesgarse a dar una batalla naval decisiva, pero sí podía accionar ofensivamente sobre objetivos aislados y hacer guerra de corso.

Imprimir artículo A+ A-
Imagen foto_00000002

El 10 de marzo de 1879, Bolivia declara la guerra a Chile y el 5 de abril de 1879 el Gobierno chileno declara la guerra a Perú y Bolivia.

Simultáneamente, recala la Escuadra nacional en Iquique, al mando del Contraalmirante Juan Williams Rebolledo, e inicia el bloqueo a aquel puerto peruano, mientras las naves peruanas eran reactivadas con la mayor urgencia en El Callao.

El plan del Gobierno chileno era la inmediata conquista del dominio del mar, mediante un ataque sorpresivo a la flota enemiga en su base. Si no se lograba capturarla o destruirla, por lo menos había que bloquearla en sus fondeaderos, para poder enviar con seguridad una expedición marítima de 4.000 soldados sobre Iquique, a fin de conquistar la región salitrera de Tarapacá.

El Almirante Juan Williams Rebolledo había concebido un plan diferente, que consideraba obligar al enemigo a concurrir a la zona de Tarapacá para obligarlo a romper el bloqueo de Iquique y dar allí la batalla decisiva.

Además , efectuar el hostigamiento de los diferentes puertos y poblaciones en el litoral de Tarapacá. De esta manera se conquistaba el dominio del mar, en aguas menos alejadas de la base de operaciones.

Ambos planes buscaban el mismo objeto por caminos diferentes. Esta diferencia derivaba de que el Gobierno no conocía en detalle las limitaciones logísticas del Almirante.

Para desplazarse hasta El Callao, la Escuadra debía ir acompañada de un transporte carbonero, que no poseía.

Sin embargo, el plan del Gobierno era más adecuado, ya que complementaba la acción ofensiva con el necesario requisito de la oportunidad, consistente en el ataque a un enemigo, aún no preparado para iniciar operaciones.

El plan de campaña peruano buscó inicialmente la disputa del dominio del mar para conquistarlo más tarde. Consecuentemente, consideraba acciones ofensivas en el litoral chileno, atacando sus líneas de comunicaciones marítimas, pero rehuyendo permanentemente la batalla con la Escuadra chilena, hasta lograr dividirla o dispersarla mediante apremios.

Aprovecharía el polo de atracción hacia el sur, que provocarían estas acciones en nuestra Escuadra, para abastecer el teatro terrestre en Tarapacá; desplegar allí sus fuerzas y brindar indirectamente protección a sus líneas de comunicaciones marítimas desde Panamá, para el abastecimiento de insumos de guerra importados.

Dada la inferioridad potencial de la Escuadra peruana, no podía arriesgarse a dar una batalla naval decisiva, pero sí podía accionar ofensivamente sobre objetivos aislados y hacer guerra de corso.

Es decir, el plan peruano era el más adecuado a las circunstancias y condenaba al fracaso lo concebido inicialmente por el Almirante Juan Williams Rebolledo.