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Martes 21 de enero de 2014

Génesis

La nación comprendió la necesidad de eliminar sin demora la peligrosa amenaza en el extremo norte de su territorio y es así como, sin pretensiones de expansión territorial, Chile debió recurrir a las armas como medida precautoria para asegurar su subsistencia como nación libre y soberana.

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Después de la Guerra de la Independencia, las nacientes repúblicas sudamericanas enfrentaron un inevitable período de anarquía política hasta lograr el necesario consenso ciudadano para consolidarse como naciones en forma.

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En Bolivia emergió el dictador Gran Mariscal de Zepita Andrés de Santa Cruz, caudillo de extraordinaria habilidad política, que aspiró fuertemente al restablecimiento del imperio incaico mediante la anexión de Perú, Ecuador y las regiones norteñas de Chile y Argentina.

Para tal efecto, aprovechó la inestabilidad antes mencionada y asumió el control político del Perú mediante la creación de la Confederación Perú-Boliviana, que le otorgó el poder político-económico suficiente para proyectarse hegemónicamente contra Chile.

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Con tal objeto, desarrolló serias interferencias a las actividades comerciales chilenas, violando tratados existentes, mientras buscaba hacer caer al Gobierno del General José Joaquín Prieto Vial con variadas tácticas de infiltración política, que culminaron con el envío a Chile de una expedición revolucionaria por mar, a cargo del entonces desterrado en el Perú, General Ramón Freire Serrano.

Esta consistió en el zarpe desde El Callao del bergantín "Orbegoso" y la fragata "Monteagudo" , el 7 de julio de 1836, con rumbo norte para para dar a entender que sus intenciones eran otras.

Recalaron en Huacho donde embarcaron algunos cañones e hicieron varios arreglos.

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El mismo dia 7 de julio, el cónsul general Lavalle despachaba a Chile a la goleta "Flor del Mar", a pesar de los intentos del gobierno peruano por impedirlo, con el objeto de avisar al gobierno sobre la expedición de Freire.

Los buques de Freire zarparon hacia el sur en convoy, pero un mal tiempo a la altura de Coquimbo los separó. El bergantín "Orbegoso", donde iba Freire se dirigió a Ancud, donde recaló el 4 de agosto.

La fragata "Monteagudo", por su parte, recorrió las islas de Juan Fernández en busca del bergantín y al no encontrarlo, se dirigió a Ancud.

Sin embargo, la tripulación que en su mayoría eran chilenos, al percatarse que la expedición atentaba contra el gobierno de Chile, se amotinó y se dirigió a Valparaíso, donde se entregó a las autoridades, informando de las intenciones de Freire.

Tamaña y flagrante violación a la soberanía chilena, justificó plenamente una represalia. La nación comprendió la necesidad de eliminar sin demora la peligrosa amenaza en el extremo norte de su territorio, y es así como, sin pretensiones de expansión territorial, Chile debió recurrir a las armas como medida precautoria para asegurar su subsistencia como nación libre y soberana.

Cumplir tan vital empresa implicaba proyectar la potencialidad de las armas chilenas en el lejano territorio enemigo, lo que hacía nuevamente decisivo contar con el dominio del mar.

Pero, por imprevisión difícil de explicar, la Armada había sido desmovilizada y contaba con sólo dos viejos buques de guerra.

Mas no faltaba la decisión y audacia adquiridos, ya como tradición durante la lucha por la independencia.